sábado, 5 de noviembre de 2011

BURGUESÍA
























































BURGUESÍA


Es un término de origen francés usado para describír originalmente a una clase social compuesta por los habitantes urbanos (característicamente mercaderes o artesanos en la edad media tardía); es utilizado en la economía política, y también extensivamente en filosofía política, sociología e historia.

Puede identificarse por su papel en un modo de producción, caracterizado por una posición en las estructuras de producción y por establecer relaciones de producción específicas con otras clases. En el caso de la burguesía se caracteriza por poseer medios de producción y, gracias a esto, establecer una relación mercantil con el proletariado, que al no poseer estos medios debe vender su fuerza de trabajo a la burguesía. La relación mercantil entre burguesía y proletariado permite la acumulación de capital por parte de la burguesía que caracteriza al capitalismo.

Al poner fin al Antiguo Régimen los revolucionarios franceses y norteamericanos sentaron las bases de las ideas de la burguesía, clase social que saltaba a la escena para defensa social:
Gobiernos parlamentarios democráticos y basados en una Constitución.
Más libertad para expresarse, publicar, discutir los problemas, cambiar de trabajo y pago para los trabajadores.
Mayor movilidad social, es decir, ascenso o descenso de los individuos en la escala social gracias a su educación, su trabajo, a sus méritos y no a cuestiones de sangre, herencia o pertenencia a un Estamento. * Inventiva e iniciativa individuales además de dividuales en ciertos casos.
Propiedad privada para invertir, producir más y, con ello, impulsar el capitalismo.

Esta clase social, cuyo origen se remonta a la Europa feudal, se convirtió en germen de un nuevo mundo con el desarrollo del capitalismo. Dicha transformación culminó entre los siglos XVII Y XIX, por medio de las revoluciones burguesas.

Con el término burguesía se designaba a aquellas personas que residían en los burgos o ciudades, desarrollando tareas típicamente urbanas, y diferenciadas de las agrícolas-ganaderas.

Si bien la economía de la Edad Antigua y Media se basaba sobre todo en el trabajo rural, no dejaba de reconocerse la existencia de otras actividades como las artesanales o comerciales. En la Edad Media el desarrollo del comercio fue incipiente, y no bien visto por la iglesia, ya que el fin de lucro le restaba a esa actividad carácter ético. A partir del siglo XI la gente comienza a desplazarse del campo a las ciudades, originando gran cantidad de población burguesa, alguna muy enriquecida, sobre todo la constituida por los poderosos comerciantes y banqueros.

Las ciudades surgieron en lugares donde confluía mucha gente, por ejemplo donde había puertos, o en los cruces de caminos, en lugares destinados originariamente a ferias o santuarios, todos sitios atractivos para los viajeros. Las ciudades fueron fuente de dinero, y éste les permitió a sus habitantes, obtener el permiso de los señores feudales para su auto gobierno.

En el siglo XIV ocurrió una gran crisis rural, la crisis del siglo XIV, en la parte occidental del continente europeo, ocasionada por malas cosechas, donde el hambre provocó enfermedades y decrecimiento poblacional. Muchos campesinos sobrevivientes, decidieron probar mejor suerte en las ciudades, lo que les complicó a los señores feudales conseguir mano de obra en sus tierras. Los feudales les ofrecieron dinero a cambio de su trabajo que hasta entonces era gratuito, o les alquilaron campos, pero los campesinos no pudieron competir con la producción de los feudales, que poseían mayor tecnología abonos y calidad de tierras. Así, los que se quedaron, pronto también abandonaron la vida rural hacia la urbana, favoreciendo la ampliación y el desarrollo de las ciudades, donde convivían los ex campesinos pobres, en busca de trabajo, y los ricos comerciantes y banqueros.

El poder económico creciente de esta clase social, la burguesía, no les permitía, sin embargo, acceder a formar parte de los estados privilegiados, que eran la nobleza y el clero, salvo por matrimonio entre personas pertenecientes a familias burguesas ricas y nobles pobres, aunque estos nuevos nobles no eran bien vistos por la antigua nobleza tradicional. La burguesía continuaba integrando el tercer estado o estado llano, sector poblacional que comprendía desde el mendigo al rico comerciante, pasando por los obreros proletarios y la clase media profesional, que sostenían al estado, pues eran los únicos que pagaban impuestos.

Estos ricos mercaderes comenzaron a diferenciarse del resto del estado llano, realizando importantes obras, como escuelas, hospitales o asilos.

El siglo XV, trajo nuevo impulso a la actividad mercantil, al producirse el descubrimiento de nuevos territorios que intensificaron el comercio entre Europa y los ricos territorios americanos, desde los cuales se traía materia prima y metales preciosos, a cambio de productos elaborados (manufacturas).

La división del cristianismo con el nacimiento del protestantismo, cambió la imagen que se tenía hasta entonces del hombre de negocios, considerando su acción especulativa como positiva, y no contraria a la religión, sino todo lo contrario.

El desarrollo científico y tecnológico, impulsado desde la nueva concepción del mundo, que colocó al ser humano en el centro del mundo (Humanismo) y propugnó el desarrollo artístico y literario a través del Renacimiento y el resurgir de las ideas a través del Iluminismo, transformó a la burguesía en una clase social poderosa, sobre todo a partir de la Revolución Industrial, donde, a través de las fábricas acumularon enormes ganancias, en detrimento de los obreros asalariados.

Estos burgueses ricos, comenzaron una lucha por la reivindicación de sus derechos políticos, que no poseían, intentando derribar los cimientos del antiguo régimen, tratando de lograr tres ideales: Libertad, igualdad y fraternidad, estableciendo un nuevo sistema de gobierno: la democracia, donde el poder residiera en el pueblo y no en un rey que justificaba su inmenso y omnímodo poder, como proveniente de Dios.

Si bien la burguesía luchaba para erradicar los privilegios, también los había en su propio seno, ya que los pequeños burgueses, comerciantes de poco capital o artesanos, pasaron a integrar la lista de pobres asalariados, empleados en las fábricas de los burgueses ricos.

En Inglaterra, la guerra entre los parlamentarios, al mando de Oliver Cromwell, y el monarca Carlos I, significó con la ejecución del monarca, el triunfo de la burguesía que logró al apoyar al Parlamento, establecer una República como forma de gobierno, que defendiera los intereses de su clase, el desarrollo de la actividad comercial e industrial. Cromwell desarrolló una política protectoria del comercio inglés, sobre todo de sus barcos destinados a la exportación de mercancías, que durante la monarquía se hallaban desprotegidos.

En Francia, esa lucha se concretó en la Revolución Francesa, nacida para lograr una igualdad de clases que en la práctica dividió a sus mismos líderes, ya que algunos pretendían excluir del derecho a voto a quienes no pagaran impuestos. La Revolución Francesa, significó un gran logro de la alta burguesía, sobre todo por el reconocimiento por primera vez en la historia de la humanidad, de los derechos naturales del hombre, de su libertad, igualdad, propiedad y resistencia a la opresión. Sin embargo, los obreros debieron soportar otro siglo de injusticias y sometimiento, sin poseer derechos laborales, ya que los burgueses si bien proclamaron el derecho al trabajo, no establecieron sus dignas condiciones, ya que a ellos, como patrones de fábrica no les convenía.

Fueron las ideas socialistas y comunistas las que crearon en los obreros la conciencia de clase, y su oposición a la sociedad capitalista, basada en un nuevo privilegio, ahora determinado por la riqueza, para reclamar por condiciones equitativas de labor.

El capitalismo se asentó en la riqueza, estableciendo nuevas clases sociales ahora no determinadas por el nacimiento, como ocurría con los títulos nobiliarios, o por su pertenencia a la iglesia (clero). La diferencia fundamental a destacar es que en estas nuevas clases, a diferencia de los rígidos estamentos medievales, existe movilidad, y es posible para un rico perder su fortuna y pasar a pertenecer a la clase baja, y a un pobre mejorar su fortuna, y por ende, su condición social.

Esto último debe lograrse fundamentalmente por la educación, donde el rol del estado debe estar muy presente para otorgar igualdad de oportunidades, lo que no se cumple en la mayoría de los países del mundo.

FORMACIÓN DE LA BURGUESÍA 


Originalmente, el término burguesía calificaba tan sólo a los habitantes de las ciudades (burgos) de la plena Edad Media, derivando más tarde hasta englobar a una clase social caracterizada por su actividad económica no agrícola. Para los marxistas, esta clase social era la dominante en el modo de producción capitalista, poseedora de los medios de producción, gracias a lo cual podía acumular las plusvalías generadas por el trabajo asalariado de los proletarios.

La teoría sociológica, desde M. Weber y W. Sombart, contempla a la burguesía como la clase social que, animada de un espíritu nuevo, donde priman el individualismo, el esfuerzo personal, la innovación y el afán de lucro, transforma el mundo feudal en el que nace, hasta lograr la plena implantación del capitalismo y el estado liberal.

De todas formas, esta clase social no constituye un grupo homogéneo, sino se dan grandes diferencias entre una alta burguesía, compuesta por los capitalismo dueños de los medios de producción, que rigen la vida política y económica er estados liberales, y una pequeña burguesía de profesionales liberales, funciona empleados medios y pequeños propietarios y comerciantes que, aunque como muchos rasgos ideológicos y culturales con la anterior, se encuentra mas cerca proletariado por su renta y su posición social y política. El hecho es que el cono de burguesía es muy amplio, y ha tenido distintos significados y matices a lo largo de la historia, y según las perspectivas desde las que se ha analizado.

Aunque ya en la Antigüedad existieron hombres de negocios dedicados a las, actividades mercantiles y manufactureras y vinculados al mundo urbano, el importante papel de los aparatos públicos en las actividades económicas no solía mucho margen para la iniciativa privada, por lo que no podemos hablar de burguesía propiamente dicha. En Europa occidental, el crecimiento económico y demográfico experimentado a partir del siglo XI permite el asentamiento de una población cada vez más numerosa en las ciudades, tanto antiguas como de reciente fundación (burgos).

Estos burgueses se especializan en actividades artesanas y, cantiles, que pronto les proporcionan una fuerza económica suficiente para presionar sobre los señores feudales, de los que obtuvieron libertades jurídicas, autonomía administrativa y protección para sus actividades. Sin embargo, no consiguieron distinguirse jurídicamente de la mayoría campesina de la población, y el esquema social feudal, basado en la división en tres órdenes o estamentos (nobles, eclesiásticos y trabajadores o estado llano) se mantuvo inalterado. Esto no impidió que dentro del mismo grupo burgués se produjera una creciente estratificación, sobre todo Partir del siglo XIII, diferenciándose las oligarquías de grandes comerciantes y banqueros que normalmente controlaban los gobiernos municipales, del «común», integrado por artesanos, sirvientes y pequeños comerciantes.

La oposición de intereses entre ambos grupos dio lugar a la aparición de conflictos durante la baja Edad Media. Además, esa oligarquía burguesa se asimila progresivamente a la nobleza terrateniente, cuyo estilo de vida copia y cuyo estatus social codicia. Desde fines de la Edad Media y durante toda la Edad Moderna, muchas familias burguesas entroncan con la nobleza (mediante matrimonios con familias aristocráticas empobrecidas), o acceden a esa condición mediante la compra de cargos o tierras vinculadas a títulos, convirtiéndose en rentistas y asumiendo los valores conservadores de la clase noble. otra forma de ascender socialmente era mediante el servicio en la creciente burocracia estatal que las monarquías autoritarias de la Edad Moderna estaban desarrollando Los monarcas preferían emplear en su administración a letrados procedentes de la clase media burguesa, en lugar de a los miembros de la alta nobleza, susceptibles de desafiar su poder.

De todas formas, los burgueses no ennoblecidos siguieron perteneciendo estado llano, y normalmente eran ellos los que acaparaban su representación Cortes y otras instituciones representativas de origen medieval, a las que los rey Antiguo Régimen recurrían lo menos posible, sólo cuando estaban necesitados financiación extraordinaria.

La expansión mercantil europea desarrollada a partir del siglo XVI, con el descubrimiento y colonización de nuevos y vastos territorios ultramarinos y la apertura nuevos mercados, proporcionó unas inmensas posibilidades de enriquecimiento burguesía. Pero el mantenimiento de las estructuras tradicionales le impedía un papel social y político acorde con su poder económico.

A partir del siglo XVI sé produjo también un cambio de mentalidad, con la difusión de nuevas ideas: el humanismo, el racionalismo e incluso la ética protestante (especialmente en su versión calvinista), transformaciones ideológicas, filosóficas y culturales que encuentra culminación en la Ilustración, que tuvo en la burguesía a su principal valedora beneficiaria. Se santificó el afán de lucro y el éxito en los negocios, como signo del divino y como contribución a la prosperidad general. El individualismo y la igualdad entre los hombres se elevaron a la categoría de dogmas, contradiciendo el si de privilegios estamentales que impedía a la burguesía desempeñar un pape destacado en la vida pública.

Por último, el apoyo al progreso científico y técnicas a la mentalidad racionalista, también en la economía, se oponían a las viejas estructuras productivas (gremios) y comerciales (mercantilismo), que constituían una para el pleno desarrollo del capitalismo, el nuevo sistema socioeconómico que ido gestando con las actividades de la burguesía.

NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA BURGUESÍA 


Aunque ya en la Antigüedad existieron hombres de negocios dedicados a las, actividades mercantiles y manufactureras y vinculados al mundo urbano, el importante papel de los aparatos públicos en las actividades económicas no solía mucho margen para la iniciativa privada, por lo que no podemos hablar de burguesía propiamente dicha. En Europa occidental, el crecimiento económico y demográfico experimentado a partir del siglo XI permite el asentamiento de una población cada vez más numerosa en las ciudades, tanto antiguas como de reciente fundación (burgos).

Estos burgueses se especializan en actividades artesanas y, cantiles, que pronto les proporcionan una fuerza económica suficiente para presionar sobre los señores feudales, de los que obtuvieron libertades jurídicas, autonomía administrativa y protección para sus actividades. Sin embargo, no consiguieron distinguirse jurídicamente de la mayoría campesina de la población, y el esquema social feudal, basado en la división en tres órdenes o estamentos (nobles, eclesiásticos y trabajadores o estado llano) se mantuvo inalterado. Esto no impidió que dentro del mismo grupo burgués se produjera una creciente estratificación, sobre todo Partir del siglo XIII, diferenciándose las oligarquías de grandes comerciantes y banqueros que normalmente controlaban los gobiernos municipales, del «común», integrado por artesanos, sirvientes y pequeños comerciantes.

La oposición de intereses entre ambos grupos dio lugar a la aparición de conflictos durante la baja Edad Media. Además, esa oligarquía burguesa se asimila progresivamente a la nobleza terrateniente, cuyo estilo de vida copia y cuyo estatus social codicia. Desde fines de la Edad Media y durante toda la Edad Moderna, muchas familias burguesas entroncan con la nobleza (mediante matrimonios con familias aristocráticas empobrecidas), o acceden a esa condición mediante la compra de cargos o tierras vinculadas a títulos, convirtiéndose en rentistas y asumiendo los valores conservadores de la clase noble. otra forma de ascender socialmente era mediante el servicio en la creciente burocracia estatal que las monarquías autoritarias de la Edad Moderna estaban desarrollando Los monarcas preferían emplear en su administración a letrados procedentes de la clase media burguesa, en lugar de a los miembros de la alta nobleza, susceptibles de desafiar su poder.

De todas formas, los burgueses no ennoblecidos siguieron perteneciendo estado llano, y normalmente eran ellos los que acaparaban su representación Cortes y otras instituciones representativas de origen medieval, a las que los rey Antiguo Régimen recurrían lo menos posible, sólo cuando estaban necesitados financiación extraordinaria.

La expansión mercantil europea desarrollada a partir del siglo XVI, con el descubrimiento y colonización de nuevos y vastos territorios ultramarinos y la apertura nuevos mercados, proporcionó unas inmensas posibilidades de enriquecimiento burguesía. Pero el mantenimiento de las estructuras tradicionales le impedía un papel social y político acorde con su poder económico.

A partir del siglo XVI sé produjo también un cambio de mentalidad, con la difusión de nuevas ideas: el humanismo, el racionalismo e incluso la ética protestante (especialmente en su versión calvinista), transformaciones ideológicas, filosóficas y culturales que encuentra culminación en la Ilustración, que tuvo en la burguesía a su principal valedora beneficiaria. Se santificó el afán de lucro y el éxito en los negocios, como signo del divino y como contribución a la prosperidad general. El individualismo y la igualdad entre los hombres se elevaron a la categoría de dogmas, contradiciendo el si de privilegios estamentales que impedía a la burguesía desempeñar un pape destacado en la vida pública.

Por último, el apoyo al progreso científico y técnicas a la mentalidad racionalista, también en la economía, se oponían a las viejas estructuras productivas (gremios) y comerciales (mercantilismo), que constituían una para el pleno desarrollo del capitalismo, el nuevo sistema socioeconómico que ido gestando con las actividades de la burguesía.

LAS REVOLUCIONES BURGUESAS


Todas esas estructuras económicas y sociales anticuadas encontraban su mar expresión en el sistema político de las monarquías absolutistas. La burguesía utilizaba, en su beneficio el descontento de gran parte del estado llano, el estamento no privilegiado, que incluía desde los más pobres jornaleros hasta los banqueros o comerciantes más ricos. La serie de revoluciones iniciada en Inglaterra (1642-48 y 1688) Norteamérica (1773-83) y Francia (1789), y extendida durante el siglo XIX al re Europa, significó la abolición del Antiguo Régimen y la instauración del estado General burgués, la sociedad de clases y el capitalismo industrial.

Esta transformación social, económica y política sirvió especialmente a los intereses de la gran burguesía capitalista, convertida en clase dominante. En efecto, la revolución Industrial iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra había lugar al desarrollo de un nuevo sector económico. Los capitales acumulados por ~ comercio fueron invertidos en las nuevas fábricas, donde se empleaba a la mano de] que una transformación agraria orientada al mercado había dejado sin tierras y si bajo. La nueva economía industrial, cuyos medios de producción están en manos de la burguesía capitalista, se transforma en el motor del desarrollo de los estados occidentales.

El poder económico se convierte en la pauta que marca las divisiones y jerarquías de la nueva sociedad de clases. Se produce entonces la clara separación la burguesía y las clases trabajadoras, que no tienen acceso a los bienes de producción ni al reparto de la riqueza generada por su trabajo. La recompensa que obtiene el proletariado por haber apoyado las revoluciones burguesas es el pago de un salario por su trabajo, privado de voz en los mecanismos económicos y políticos.

EL FIN DE LA BURGUESÍA REVOLUCIONARIA

A partir de ese momento, la antigua burguesía revolucionaria se convierte en una clase conservadora. Se priman los valores del orden (además de los de la familia, el trabajo y el ahorro), se defiende a ultranza la propiedad privada, y se intenta restringí acceso de las clases populares al poder político (sufragio censatario). De vez en cuando, la presión popular en los movimientos revolucionarios (Babeuf en 1797, las revoluciones de 1848, la Comuna de París de 1871), y corrientes como el socialismo intentan despertar la conciencia de clase del proletariado y organizarlo para luchar por mejorar su posición.

Ante esto, la burguesía responde con concesiones que intentan integrar a las clases populares en el sistema, instaurando el sufragio universal, extendiendo su ideología mediante la educación nacional, y creando el mito según el cual, en una sociedad de clases «abierta», cualquier individuo es capaz, por mérito esfuerzo, de mejorar su condición. En el siglo XX, la evolución económica y social de los países más desarrollados ha dominado la aparición de una amplia clase media o pequeña burguesía, que no está definida tanto por la propiedad de los medios de producción como por su formación cultural y técnica, que le permite desempeñar los puestos intermedios de la administración pública y empresarial. Por otro lado, se ha producido también una elevación del nivel de vida y formación de las clases trabajadoras, cuyos miembros más cualificados se confunden con los estratos inferiores de la clase media («aburguesamiento» de la clase obrera).

Al mismo tiempo, la difusión de unos hábitos culturales y de consumo homogéneos por parte de los medios de comunicación ha propiciado aparición de una «sociedad de masas» o de consumidores, que pretende desdibujar las fronteras entre clases.

LA BURGUESÍA FRENTE A LA POBREZA

La alta burguesía europea, cada día más poderosa y rica, con el poder político ya firmemente asido, veía con inquietud cómo alrededor de las ciudades industriales iba surgiendo una masa proletaria , también cada día más espantosamente pobre. Necesitaba, por tanto, una doctrina que explicase este hecho como inevitable y, en consecuencia, sirviese para tranquilizar su propia inquietud.

Tal doctrina la encontró en dos pensadores ingleses, Adam Smith (1723-1790) y Thomas R. Malthus (1766-1834), que pasaron así a ser los pilares ideológicos del liberalismo económico.

Smith pensaba que todo el sistema económico debía estar basado en la ley de la oferta y la demanda. Para que un país prosperase, los gobiernos debían abstenerse de intervenir en el funcionamiento de esa ley: los precios y los salarios se fijarían por sí solos, sin necesidad de intervención alguna del Estado. Y ello, entendía, no podía ser de otro modo, por cuanto si se dejaba una absoluta libertad económica, cada hombre, al actuar buscando su propio beneficio, provocaba el enriquecimiento de la sociedad.

Malthus partía del supuesto de que, mientras el aumento creciente de población seguía una proporción geométrica, la generación de riquezas y alimentos sólo crecía aritméticamente. Resultaba por ello inevitable que, de no ponerse remedio, el mundo se hundiría en la pobreza. Ese remedio no podía ser otro que el control de natalidad en los obreros, y que estos quedasen abandonados a su suerte, para que así su número disminuyese.

En resumen, tanto Malthus como Smith lo que estaban pidiendo era la inhibición de los gobernantes en cuestiones sociales y económicas. Y eso fue lo que ocurrió: el Estado burgués europeo del siglo XIX se limitó a garantizar el orden público en el interior de sus fronteras, renunciando a cualquier tipo de política social, de justicia redistributiva y de intervención en la economía. Nada mejor para los grandes capitalistas, que quedaron con las manos libres para enriquecerse al máximo. La riqueza se convirtió en una virtud, y los clérigos, desde el púlpito, presentaban la pobreza como una consecuencia del vicio y el pecado, con lo cual estaban justificando de hecho su existencia.

Frente a este Estado liberal y en esta sociedad burguesa, el proletariado se encontró indefenso. Por ello, su lucha por la vida y por los derechos que se les negaban tenía que convertirse necesariamente en una lucha contra el liberalismo económico y la burguesía capitalista. Sin embargo, en los años que transcurrieron hasta 1848, los trabajadores fueron aliados de la burguesía en la lucha contra el absolutismo restaurado. Los obreros se sumaron a las luchas de los burgueses que reclamaban la plena vigencia de los principios del liberalismo. Por otra parte, un sector de la burguesía liberal alentaba la alianza porque creía que el capitalismo generaba un progreso que iba a mejorar las condiciones de vida de todos los integrantes de la sociedad. Por eso, llevó adelante acciones políticas radicales con el fin de destruir los obstáculos que se oponían al desarrollo del capitalismo.

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Denise Vanessa Bulla Marin




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